En el día de la Mujer, dejo atenta y silenciosa que se desenvuelva ese espacio de conciencia en mi corazón. Habiendo nacido mujer, exploro y recorro ese misterio particular que es encarnar la manifestación femenina del Ser, del Universo todo.
Y escucho la poderosa voz que desde allí resuena diciéndome que en esta experiencia habita, más que la identificación con una forma determinada -hombre o mujer-, la posibilidad del encuentro abierto y generoso con lo que se nos aparece como desconocido, diferente... el Otro. El ser Mujer o ser hombre podría ser en este sueño, el viajar desde una forma al encuentro de la otra, reconociendo el espejismo, disfrutando las diferencias, gozando de lo inesperado cuando abrazamos el misterio de lo que tan sólo nos parece desconocido.
Hoy el devenir de este mundo en que habitamos nos invita a encontrarnos profundamente con aquello que experimentamos como nuestro ser original y allí regocijarnos en las maravillosas y libres manifestaciones que puede adoptar. Sintiendo que en esta mujer que hoy camino habita también mi contraparte y recordando que todos los opuestos se entretejen en esta danza de Vida, honro y celebro este espacio femenino que es nuestra Madre Tierra, Tonanzin, Cuatlicue, Pachamama y cada mujer expresada en este plano de materialidad.
Las palabras de la Abuela Ana Luisa Solis, me regalan el aliento de lo que en este día quiero compartir
"Señora de amor
abuela venada
madrecita tierra
señora del agua
madre de los espejos
comedora de inmundicias
rostro de la tierra
mujer jaguar
mujer águila
mujer serpiente
mujer colibrí
tilma de estrellas
Señora del sustento
Rostro del dador de vida
¡Que nuestro amanecer sea brillante!"
María Consuelo Sanhueza Silva
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