martes, 1 de marzo de 2011

La Sanación a través de las manos.



Curar a través de las manos a sido por miles de años un patrimonio de la humanidad.

La ciencia con toda su impostura ufana no ha podido sustraerse al anhelo humano de contacto y al tremendo poder del sentido milenario de cuidar por el otro. Esta forma de curar se puede haber desarrollado a partir del hecho de que “ese otro”, que es un ser humano tal cual nosotros puede ser capaz de trasmitirnos una experiencia de salud mas cercana a nuestra realidad, a nuestra percepción; esta experiencia de salud no esta diseñada en las lozas blancas de un laboratorio, ni en un estudio de aula, ni menos en un estudio de mercado, esta elaborada en el sentimiento de vida de otra persona; tiene una técnica, un conocimiento, un procedimiento, pero además una carga emotiva y una voluntad enfocada y clara.

No se puede hablar hoy en día de técnicas manuales sin mirar en nuestro origen, en nuestra historia. Aunque existen muchas escuelas modernas desarrolladas estas en los últimos cien años, estas son solo nuevas apreciaciones de elementos nacidos de observaciones y sistematizaciones que tienen una historia mucho más antigua.

Y nunca como ahora se ha perdido tanto las memoria y el respeto por esos orígenes, por lo que nos precedieron, por la herencia de nuestros antepasados. Puede que en mi experiencia personal allá desarrollado mi sistema de trabajo, nutriéndome en el camino de varias escuelas y tratando de formar un todo coherente con este aprendizaje, pero esto es solo mi experiencia y no me equivoco al  decir que soy solamente el resultado de un historia de miles de años que palpitan en mis genes y en cada sinapsis hay un destello de aquellas manos antiguas que sin saber sobre fisiología buscaban “lo malo” en el  cuerpo del enfermo y lo extraían.

Por eso mi primer recordatorio y agradecimiento es para aquellos que me enseñaron, sobre todo para aquellos “ gigantes en la tierra” que me mostraron un camino muy antiguo, ya un poco olvidado entre estos sistemas socio económicos de codicia sin precedentes, es un camino que uno recorre con el corazón, en donde las técnicas de sanación no pueden ir separadas de un esfuerzo personal consistente y disciplinado por corregirse uno la mente, el cuerpo y el espíritu, por ser agradecido y dejar de lado la búsqueda de reconocimiento.

Este camino interminable es individual y colectivo, es un camino que para ser recorrido tiene uno que hacerse guerrero o guerrera por que uno está en constante acecho de sí mismo, una batalla florida que uno enfrenta con la alegría del ser humano que ha sido favorecido con la tarea de saberse bendecido.

Gracias a los que me guían hoy y a los que lo hicieron en el pasado, a los conocidos y a los que viven en el anonimato, a todos los abuelos y ñañas que nos precedieron y que lo resguardaron todo sagrado para los que siguieran, gracias al espíritu de nuestra tierra que nos dio a luz, en este chili de guerreros indomables y de una cultura sin precedentes con una grandeza de conocimiento y sabiduría pocas veces igualada en todo nuestro planeta, estos anales que aun no hemos querido ver dejarían perplejo a nuestra servicial postura hacia lo occidental económico y oriental espiritual, hoy en día y agradecido por lo que aprendí siento que he tenido que recorrer el mundo filosóficamente para madurar y darme cuenta de que el tesoro más grande estaba aquí, en el majestuoso septentrión de este continente y que uno debería hacer un esfuerzo por ser bien llamado mapuche, un verdadero hombre de la tierra,  gracias a ellos por hacerme comprender que salud es conciencia y que la conciencia puede ser acrecentada.

Carlos Otero, Enero del 2005.

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