martes, 1 de marzo de 2011

Semilla de Guerreros


PRIMER MOVIMIENTO

“RECORDAR QUE PODEMOS RECORDAR”

En algún momento, de este camino espiritual llamado Vida, y en esta experiencia común llamada Ser Humano, nos empezaron a formar, a dar forma... un paso necesario se comenzó a cuajar: sintonizar nuestra percepción primaria y natal con el acuerdo del mundo. Los factores orientativos de nuestros padres se mezclan con los de la sociedad humana y nos crean la simiente de una personalidad que producto de nuestro énfasis constante termina por definirnos.

La magia del evento de compartir un mundo común en nuestra percepción es un portento y este portento muy pronto nos atrapa en su cotidiano, manteniéndonos sumergidos en las exigencias de esta sociedad que conocemos.

Los constructos tienen mucha profundidad,  y la luz de nuestro Ser apenas si brilla en algunos. Pues en la intensidad de este orden de la percepción nos fuimos olvidando del Ser esencial y el Camino Espiritual no es más que desaprender, que es algo bien distinto de volver al pasado.

En su entendimiento más nuclear, el camino espiritual no se trata de adoptar otra forma de vida sino de vivir concientemente la vida, con la atención plena de que se está viviendo segundo a segundo. Vivir aceptando y agradeciendo la realidad de que somos un ser que se mira a un espejo y se identifica con su reflejo, este es, el primer recordatorio.

Descargarse de la sensación de saber por un momento y descansar toda la energía invertida en sostener una imagen. Ser capaz de explorar en el ver de un mundo inconmensurable, en la maravilla de lo infinito.

¿Y qué es ser hombre?

La experiencia humana de ser hombre se evidencia en la interacción alquímica con nuestra contraparte: la mujer.

Somos diferentes, sí.

¿Necesitamos definir esa diferencia? ¿Repartirnos el mundo? ¿Para ellas la Luna, para nosotros el Sol? ¿Para ellas los vestidos y para nosotros los pantalones? ¿Para ellas las flores y para nosotros los puños?

Reflexionar conscientemente es reconocer que los símbolos son sólo eso, símbolos. Los hemos definido en base a una conciencia previa, a una intención común de convivencia. Si no nos están ayudando a la armonía, deberíamos dejarlos sin temor a perder.

La verdad, no necesitamos controlar al otro para saber convivir, sino reconocer la diferencia con naturalidad. Pues el camino es esencialmente el mismo para ambos sexos. Lo mas importante sigue estando en si eres capaz de compenetrarte con el sentido pleno del aprendizaje vivo y dejar de buscar tu seguridad en la información o en la demarcación de la diferencia.

Después de años de peregrinar y de aprender, un día, con la bendición de los abuelos dejé de buscar, encontré y me puse a recordar,  y me di cuenta que todo el tiempo busque lo que simplemente era. Y todo esto empezó con un solo, simple y puro gesto en el silencio: me permití recordar, que podía recordar.


Carlos Otero R.

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