jueves, 16 de agosto de 2012

Inmersión Contemplativa




Es una práctica contemplativa rigurosa y profunda, que no toma como base una ideología, religión, institución o doctrina. Sino más bien al impulso natural del espíritu humano en su búsqueda de respuestas ante el misterio de la existencia.

Así como la practicamos, se forja en nosotros una capacidad paradójica desde el punto de vista personal. La capacidad para estar con uno mismo, con todo su contenido psico físico, mental emocional, sin tratar de eludirse o agredirse a si mismo.

La Inmersión Contemplativa es un espacio donde penetramos en una práctica intensiva del ser. Más, el ser mismo es una incógnita y lo enfrentamos como tal.

No se trata de visualizar o proponernos de alguna manera sentirnos especiales. Lo que si, hay una propuesta fundamental y esta es: navegar en la capacidad de experimentar el desarrollo espontáneo de nuestras acciones y omisiones internas, yendo cada vez mas profundo. Esa profundidad se puede dar en muchos niveles, no en el sentido de que "se supone que hay cosas que van a suceder primero y otras después", o en el sentido de niveles jerárquicos de la experiencia. Es mas bien una profundidad por lo inconmensurable de lo que se revela al explorador, al practicante.

Esta es una práctica contemplativa de largo aliento. Que forja una valiosa templanza interior, una agudeza de la atención y una rigurosidad en la manera en que nos enfrentamos a nosotros mismos y nos descubrimos en un acto de fiera honestidad ante nuestros propios condicionamientos.

La realizamos en el largo filo de la noche. Penetramos en el momento en que toda nuestra mente cuerpo nos dice que no tiene sentido estar despiertos y atentos. En ese momento y con esta intención se comienzan a desplegar capa tras capa nuestros condicionamientos mas profundos.

Todo aquello que se revela tal cual es en la conciencia, comienza a liberarse de su inercia.

Hay un propósito basal en esta práctica: penetrar en la raíz misma de la percepción, de la atención y la conciencia de ser. Para esto he descartado de plano toda preconcepción sobre lo que uno va a encontrar. Creencias de cualquier tipo, predisposiciones, ideas o necesidades personales son abandonadas en esta práctica.

Vaciar la taza es esencial, tener mente de principiante, porque no importa cuanto creemos que sabemos o si nuestra experiencia es muy acabada. Ante el salto a lo desconocido de nosotros mismos, todos siempre nos estamos iniciando.

Lo fundamental se basa en adquirir el  "espíritu" de la práctica. Osado y desprendido, que confía plenamente en la manifestación de su existencia y osa explorar en ella hasta los más recónditos espacios que esta depare.

En la práctica aceptamos el vivir como un lugar indefinido de tiempo -espacio -experiencia, en donde intuimos la asombrosa conjunción del enorme impacto del saberse existiendo, con la intuición de que esta experiencia -tal como la conocemos- cesará. Nuestra bella fragilidad humana, tan cierta, tan rehusada.

Insistentemente nos ofrecen y buscamos el propósito de evadirnos de la complenitud de esta experiencia tan radical y tan efímera. Disfrazándonos de ideas divinizadas, cósmicas o arquetípicas de nosotros mismos, lumínicas, angelicales e imperecederas. Todo por que no logramos entender, penetrar en la potencia de una exhalación que se desvanece, de una hoja que decolora, de un tiempo que se agota, en fin, de una belleza que no se puede atrapar o controlar.
Nos inculcaron este miedo, no es nuestro.
¿Por que no podemos convivir plenamente con toda nuestra experiencia?
Este es un espacio para descubrirlo, para revelarlo, para despertar.

El camino esta ocurriendo, es la experiencia de la vida misma desde la conciencia de que está sucediendo. Como el agua de un río, se puede mirar su flujo pero no se lo puede detener. Algo asombroso se revela, el misterio del origen y el destino del río parecen asomarse frente a nosotros, y no logro reconocer exactamente donde termina el río y comienzo yo como testigo. Algo en mi también fluye sin cesar, cambia, y no conozco su origen ni su destino. Estoy en paz con esto, me abandono.



¿Soy río y flujo?
Me arremoliné, solo para merger y surgir.
El pez no nada en donde respira, el vuela, el vuela.

Carlos Otero Robledo.
Agosto 2012