Poco a poco, esta enseñanza que porta Carlos Otero va viajando, transmitiéndose de diversas formas, más allá de éstas y transformándose. Los talleres de Sanación Sinergía Biodinámica han sido un espacio propicio para experimentar y explorar la esencia de la enseñanza vertida en el acto y la relación de sanación.
Esta vez en tren llegamos a Chillán, a compartir un taller de dos días plenos de aprendizajes, sorpresas, milagros y descubrimientos. Milagros sencillos como mirarse los propios miedos y traspasar nuestras creencias, descubrimientos que se vuelven potentes si nos hacemos jardineros de estos develamientos, que pasan rozando nuestro entendimiento.
Quiero empezar agradeciendo a todos los que participamos de este viaje de conocimiento y aprendizaje, de sabiduría compartida en casa de Fernanda y Gonzalo, junto con Carlos: Luis, Marcela, Sebastian, Manuel "Todu beim", Sofía y Matías.
Sin proponerme hacer un relato exhaustivo de lo que fuimos caminando esos días en el sur de Chile, dejo aquí señaladas frases, pequeñas reflexiones que nos sigan invitando a mirar lo allí aprendido. Y para aquellos que no participaron y leen este articulo lo tomen como una invitación a este espacio de aprendizaje que es la sanación, con toda su profundidad, rigurosidad y misterio.
Lo primero que reconocemos al entrar en este espacio de trabajo y reflexión consciente es que la velocidad en la que se produce
el conocimiento es muy diferente a la de interiorizar la información. Es el
lento destilar del espíritu y la inspiración. De esta manera nos relacionamos con esta enseñanza que es una enseñanza viva, directa, espontánea, orgánica, flexible y, por lo tanto, va desarrollándose. Eso no quita que
contenga información también.
Distinguimos que el espacio de la sanación es
diferente al de la curación y la medicina que se relacionan con la enfermedad
que van a erradicar. La sanación se relaciona con un estado de transformación
más que con la eliminación de la enfermedad y sus síntomas, es una relación
consciente con lo que te está pasando... y ahí ocurre la transformación.
Así, el área de trabajo es la
conciencia y cómo esta es capaz de afectar y modificar la relación con el otro.
En este espacio, yo y el otro, es un organismo unificado, en términos de que
estamos en contacto, no hay diferenciación.
Nosotros somos la percepción y
conocimiento de las cosas y de las experiencias.
Una relación de sanación comienza
cuando se establece ese contacto, aún antes de la aplicación de una técnica.
Reprimir tu propia mente es un
circulo vicioso, para poder enfrentar la enseñanza es una propuesta
metodológica reflexionar juntos respecto a ciertos conceptos, entonces esa
mente que quiere aprender se queda tranquila.
El “darse cuenta” es lo que
identificamos como Conciencia.
Preguntas para reflexionar:
¿De qué estamos hablando cuando
decimos energía?
¿Cómo sabemos que somos
concientes?
¿En qué distinguimos nuestra
conciencia?
El proceso mental tiene un
límite, ese límite es un abismo, más allá de eso está todo lo demás. Al
reconocer ese límite la mente sirve al propósito del aprendizaje. Esto permite
que la mente –en tanto que proceso mental de pensamiento- deje de entorpecer
otras dinámicas de vida que están fuera de sus dominios.
Esta sanación está en otro
dominio que el proceso mental. No será el dialogo mental – o su ausencia- lo
que nos de referencia de lo que está sucediendo durante la sanación. Esta sanación se basa en
reconocer cuando sucede el evento de la conciencia.
La mente es la maravilla del
Universo, es el Misterio. Al estar en contacto con ello de manera abierta y
receptiva es lo que nos permite experimentar veneración, asombro,
espiritualidad.
La sugestión es el modo en que
nos relacionamos con el mundo actualmente (publicidad, educación, etc.)
La práctica es para que algo en
mi se revele, para que haya revelación del ser.
Si hay un espacio amplio en la
experiencia contemplativa propia, esto va a permitir que en la sanación que das
haya un espacio amplio para el otro. Esto no se basa en un estado de conciencia
sino en el permitirse un reconocimiento más profundo dentro de tus propias
percepciones. No es una atención concentrativa sino abierta y receptiva lo que
va permitiendo una profundidad en la percepción.
Esta sanación esta basada en el
despliegue de la conciencia. No hay necesidad de engancharse en una idea a
priori en este trabajo. Sólo acoger y contemplar constantemente lo que sucede.
La mente de principiante va al
encuentro del no saber y se permite compartir con esa experiencia. Aquí es
donde surge el asombro.
Sanar es hacer conciencia de que
se es consciente.
Mucho del trabajo que hacemos en
el taller pasa por un reconocimiento de las manifestaciones perceptivas y
sacarlas de la relación “esotérica” que solemos tener con ellas y que nos
distancian de la posibilidad de hacernos concientes de nuestra conciencia y de
la percepción como nuestro vehiculo de configuración consciente.
Soltamos la necesidad de
percibirnos en lo que usualmente somos y allí ocurre sanación, cambio mi
relación con lo otro y eso sana.
A la base de toda experiencia
esta la Conciencia.
El reconocimiento de la
conciencia es un evento que no tiene forma. Por esto, en esta enseñanza el
método no produce la experiencia, no es aquello lo que determina el
reconocimiento de la conciencia.
En este aliento alzado por la reflexión, la práctica, el silencio y el movimiento, nos quedamos como prendados de lo que se manifieste, de aquello que en cada uno de los que participamos será semilla y germinará en nuestras particularidades y originales formas.
Muchas gracias a todos!!!
Por María Sanhueza Silva
Chillán, 2012.